Taxonomía Verde: cuando la sostenibilidad necesita reglas claras
- Yermys Pena
- hace 6 días
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por Yermys Pena
Durante años, hablar de inversión sostenible ha sido un ejercicio ambiguo. Cada país, cada banco, cada desarrollador —incluso cada empresa— podía definir por cuenta propia qué consideraba “verde”. ¿El resultado? Proyectos etiquetados como responsables sin base técnica, sin trazabilidad, sin garantía de impacto real.
Para ordenar ese vacío conceptual y proteger tanto al planeta como a los capitales que apuestan por su preservación, surgió una herramienta: la Taxonomía Verde.

¿Qué es y por qué importa?
Según la International Finance Corporation (IFC), una taxonomía verde es:
“Un sistema de clasificación que define qué actividades económicas pueden considerarse ambientalmente sostenibles, con base en criterios científicos, técnicos y financieros.”
La República Dominicana lanzó oficialmente su Taxonomía Verde en 2023, como parte de su compromiso con los estándares internacionales de financiamiento climático y desarrollo sostenible. Desde entonces, se encuentra en fase de aplicación gradual, especialmente en sectores clave como la energía, el agua, el transporte y, por supuesto, la construcción.
Este marco no es decorativo: es una herramienta vinculante que está empezando a determinar el acceso a capital, beneficios fiscales, certificaciones técnicas y financiamiento climático.
¿Qué significa para la industria de la construcción?
La Taxonomía Verde Dominicana establece criterios objetivos para definir qué proyectos califican como sostenibles desde la perspectiva ambiental y económica. En el caso del sector construcción, esto implica demostrar:
Eficiencia energética comprobada (kWh/m² por tipología)
Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
Uso de materiales con bajo impacto ambiental y trazabilidad
Gestión eficiente del agua y los residuos
Ubicación que reduzca dependencia del transporte individual
Implementación de estándares reconocidos como LEED, EDGE o similares
No se trata de tener “intención” sostenible. Se trata de cumplir con métricas técnicas validadas.
Y eso es una oportunidad. Porque los proyectos que ya operan bajo esta lógica —como muchos de los nuestros— están listos para capitalizar los beneficios que vienen con esta nueva etapa de alineación internacional.
Un nuevo estándar para el financiamiento responsable
Lo que antes se decidía por relaciones o discurso comercial, hoy se define por datos.Con la taxonomía activa, bancos, fondos e inversionistas podrán canalizar recursos únicamente a proyectos que demuestren contribución real al clima y al bienestar colectivo.
Esto cambia el mapa.Los proyectos que no puedan demostrar sostenibilidad quedarán fuera del radar financiero responsable.Y quienes ya construyen con criterio técnico, serán priorizados.
¿Qué sigue?
La Taxonomía Verde Dominicana no es un documento simbólico. Es una plataforma de orden.Su implementación será progresiva, pero imparable. Y exigirá que el sector público, la banca, los desarrolladores y los técnicos empecemos a trabajar con indicadores comunes, lenguaje compartido y validación estructural.
Desde mi rol como profesional del sector —y como parte de los equipos que han colaborado con su definición— puedo decir con claridad:es una herramienta que viene a elevar la conversación. Y a protegernos de lo superficial.
La sostenibilidad ya no es lo que se dice.Es lo que se puede demostrar.
Nos leemos pronto,
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Yermys